9 jul 2009

UNA PRINCESA, UN DRAGÓN Y UN PRÍNCIPE DESCAPOTADO_ parte 3 y FINAL

La historia se empieza a escribir nuevamente, las líneas de esta historia terminan por fin, al menos eso espera quien escribe, esperando que lleguen a tu corazón, a tus manos, a tus labios. Terminan para empezar el largo recorrido de lo que imagino será una historia de verdad, una vivencia de aquellas que arrancan sacrificio y lucha sin medidas ni condiciones.

El dragón finalmente sede, el dragón finalmente fue vencido. Se escriben estas líneas con la intención más pura de defender lo que el corazón expulsa con palabras, lo que el corazón más sensible siente en su interior y exterioriza a través de estos finales párrafos para este cuento mal elaborado.
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Luego de pasar días, semanas, quizá meses observando aquel castillo y sintiéndose más seguro cada vez de sus sentimientos hacia la princesa, el descapotado y príncipe pintor confirmó una vez más en su corazón y su mente que la razón de haberse encontrado con ese ángel en el camino, tras divisarla en la cima de su balcón, no fue una casualidad, él debía rescatarla aunque la vida le costara (y además apurarse antes que otro héroe improvisado se atreviera hacerlo…para ese caso tendría que redoblar la lucha).

El dragón volaba cerca siempre y ella se negaba a escapar por miedo a la maldad de Destinity, quien no creía ni en sentimientos ni en ilusiones.

El pintor, se armó de recuerdos, de sus sentimientos y emociones – visualizaba aquellas noches de pócima hechicera mientras conversaban mágicamente - y construyó lo que sería la armadura para ingresar y poder estar frente a la princesa, mirarla y cogerla de la mano para llevársela con él para devolverla a su familia. Ya lo había intentado algunas veces, pero siempre llegaba a destiempo. Pero esta vez no podría pasar de otra forma…estaba decidido.

Un buen día amaneció y por fin emprendió un camino solo, sólo de regreso porque la salida debía ser acompañado de la princesa, no existía otra forma de regresar sino era con ella. Decidió impulsarse cual resorte hacia la entrada principal, esperando antes el momento preciso donde el dragón no se diera cuenta de su invasión.
Una vez dentro, empezó a subir, empezó a saltar, en silencio y sin hacer sonido alguno, mientras el dragón pensaba que por fin el descapotado se había cansado y marchado. Pero no. Ya andaba en busca de la prinss-cesa; y aunque el castillo, sencillo en estructura, mágicamente complicado era en su interior y enredado en sus pasadizos.

Pero todo ello no fue impedimento para el pintor, quien con gran sentimiento e instinto consiguió divisar la puerta entreabierta de la habitación iluminada del ángel que acompaña su vida hasta el día de hoy.

Se reconocieron al instante, no sonrieron, se reconocieron, sintieron que era el fin, que era el inicio, que era suficiente, que era todo. Pero no duró mucho, regresaron de ese viaje pasajero para recordar la situación y escapar seguros primero antes de lo demás.

Se lanzaron al abismo que se divisaba por la única ventana de ese castillo, se lanzaron a la vida, se arriesgaron…ganaron, nunca perdieron desde que sus vistas se intersectaron por primera vez. Lo aterrizaron, lo consumen hasta hoy, no lo agotarán, lo disfrutan y no como en todo cuento, éste no acaba. Continúa, pero sólo para los dos.

Destinity ahora es su mascota y los acompaña protegiéndolos.

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