28 ene 2010

TAN DULCE

Me siento esperando encontrar lo que he perdido,
mirando al horizonte y recordando tus ojos distraídos,
cuando se hacían cada vez que osaba observarte
mientras mi celo se ocultaba por un beso aparte.

El sedoso momento impregnado de tu olor,
la cautelosa sonrisa impaciente por calor
y tu miel desbordada en mi sueño profundo,
complementan mi pausado andar moribundo…
…en el que yace mi alma.

Nube gris que acompaña mi camino,
me enseñó que a veces quien manda es el destino,
el mismo que pocas veces se merece
la oportunidad que un ser humano apetece.

Ayudar quiero, ayudar no puedo, ¿Ayudar debo?
quizá en otro cuerpo y hacia otro rato existió,
aquel sedoso momento y la misma sonrisa cómplice,
que se encontró mi pensamiento mientras durmió
¿o mientras acariciaban mis manos tu piel?.

El sonido del viento que en mi oído se escuchó de tu aliento,
provocan el deseo intenso de tenerte cerca,
el deseo terco e inmaduro de sentirte cerca,
el deseo fresco y sincero de admirar tus distancias a cada momento,
además de las ganas locas de saborear tu boca.

Tan dulce y natural como una fruta madura,
la fruta que llevas en los labios me llevó a la locura
y el perfume del árbol que la sostiene,
tan elegante y verdadero en mi mente se mantiene
que a través de los tiempos, vidas y cosas algunas,
la dulzura de tus labios me mantendrán en La Luna.

UN LUNES DESPUÉS DE TI. UN LUNES ANTES DE ELLA.

Quizá nunca pueda llegar a decir lo que tampoco escribiré aquí. A lo mejor sigan pasando los días y mi vida se siga acabando sin alguien como tú al lado. Es tan probable como lo contrario, que uno de estos días pueda saber cómo recorren por tus venas el deseo de verme o las ansias amortiguadas de tenerme cerca. Quizá no.

Las iluminadas estelas de tu aroma que deja tu compañía, cuando hacia el otro lado partes pertenecen al tiempo pasado donde los recuerdos marcados con los años, atan mis libertades a una obligación casi sin sentido ahora. Libertades que sólo saben quienes hemos sido y así, somos prisioneros de nosotros mismos.

Ahora, retocando momentos muertos de un tiempo de hace poco, intercambio ventanas para escribir este texto, sin dolor, sin pena, sin alegría… en blanco, y con sólo el deseo de entender ahora que no estás ni sé de ti. Momentos que se fueron, que ya no están, tan sólo en mis pinturas.

Los dragones volvieron a mi vida y la noche del sexto día te vio en algún lugar, pegado al malecón de los recuerdos para hacerme entender que extraño la sonrisa que nunca le diste a mis ojos. La mirada que desde ese horizonte miro.

Después, seguiré creyendo que existen ángeles que aún miran, descubriré de seguro que eres tan real que me molestará tenerte cerca y querré tenerte en mí.