Quién si no tú sabe si eres el aire que quiero respirar.
Quién si no tú sabe si existe tu sonrisa para mí.
Quién más puede saber si desde tu altar quieras mirarme una vez más, hablarme un poco más.
Qué sabe el tiempo de lo perdido si aún no he vivido con la gracia de tenerte más cerca.
Qué pretende el tiempo al acostarse y sin preocuparse por seguir perdiéndote sin acercarte a mí.
Qué merece mi existencia esperando tanto por lo que una ilusionada visión profetiza.
... ¿Podrías ser tú?...
Cómo podrías serlo si aún no sabes que estoy.
Cómo podrías imaginarlo si no te fijaste en mi mirada siguiéndote a tu partida.
Podrías ser tú quien se fijó en los suspiros de mis ojos mientras duró la noche.
Cuánto podrías permitirme saber de tus preocupaciones, cuánto me permitirías explorarte sin saber que escribo esto para ti.
Cuánto tiempo más pasará para saber si tu sonrisa me dirige algún sentimiento.
Cuántas letras más de mis manos recorrerán en papeles improvisados antes de llegar a tus ojos, a tus oídos, a tus pasillos interiores, donde cantan y bailan las membranas de tu alma.
Sólo deseo que imagines a este autor, como el mismo que te mira con deseo de quererte.
