14 ene 2009

EVOLUCIÓN

Todas las especies evolucionamos. Al igual que las situaciones y los sentimientos. Las causas varían según el tipo de circunstancias que nos rodean. Evolucionamos para adaptarnos a las realidades que la naturaleza y el destino deciden para el sano entendimiento de la convivencia. Sobrevivimos gracias a esa evolución, quienes no evolucionan se quedan, irremediablemente, en el limbo insano del sufrimiento y la tristeza…buscamos ser felices.

Tratamos de serlo. La felicidad al igual que la belleza es subjetiva, puede significar un premio, puede significar nada, puede significar un hombre, puede significar una mujer, puede significar su sonrisa, sus palabras, su aliento, su molestia, su ausencia… su amor. La felicidad es evolucionar en una mejor especie donde todo está con más brillo, donde ese brillo no te ciega; es evolucionar en una mejor persona, junto a la otra. Es dejar todo atrás y empezar de nuevo, adaptándote, caminando nuevamente a paso lento, aprendiendo, como Borges, a decorar tu propia alma.

Evolucionamos a tal punto de poder ver a los ángeles, de poder sentirlos y poder ser felices con ellos, con ella. Con los sonidos celestiales de sus trompetas mágicas, que residen en los más altos satélites del cielo azul que me hace ver. Evolucionamos al punto de desesperar controladamente la presencia de un amor, de encontrarla, de saber de ella.

En algún momento leerá estas líneas y entenderá que evolucioné, que deseché la crisálida opaca que me envolvía para mudarme a otra llena de luz, la cual me sedujo con alguna mezcla mágica de sonidos en mi oído y risas de ángel, para darme felicidad entre sueños, para hacerme creer que la sinceridad es muy valiosa y que la evolución también significa esperar.

En ese momento, cuando leas esto, sabrás que mi cariño evolucionó, que mi soledad te prefirió, que mi alma se acurrucó en tu foto, que mi amor quizá está en tus manos, quizá ya en tu corazón.

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